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Se podría pensar que los principales enemigos de Claudia Sheinbaum son los partidos y políticos de oposición o Xóchitl Gálvez, pero se equivocan, el principal enemigo de Claudia Sheinbaum es el presidente López Obrador.
No sólo es una amenaza para la estabilidad política del país y para ella si llega a ganar, sino en estos momentos es su principal enemigo ya que, su protagonismo y el querer ser el centro de la elección presidencial y de la vida política nacional, hace que se vea más pequeña y la deja sin posibilidades de articular un discurso propio
Históricamente, a partir del nombramiento del candidato, el presidente de la República reducía su presencia en la vida política y en los medios de comunicación para que la figura del candidato, o en este caso candidata, creciera y fortaleciera su imagen ante la ciudadanía. López Obrador está haciendo lo contrario, en lugar de dar espacio para que la figura de Claudia Sheinbaum crezca, está haciendo todo para que se vea más pequeña, sumisa y carente de dignidad, iniciativa y personalidad.
No sólo el presidente López Obrador está presente en los medios de comunicación todos los días, sino está recorriendo el país como si estuviera en campaña. Contra lo que mucha gente piensa, esta hiperactividad política del presidente, no fortalece a Claudia Sheinbaum, por el contrario la debilita y hace que mucha gente que pensaba votar por ella, le retire su confianza y su voto. El país ha aguantado con dificultad seis años a López Obrador, no aguantaría seis años más de él tras el trono.
No sólo López Obrador es el principal enemigo de Claudia Sheinbaum, es también el principal enemigo de lo que él llama pomposamente la 4ta transformación de la vida política nacional. Sólo a un megalómano como él se le puede ocurrir comparar, la lucha por la independencia, la Reforma y la Revolución, con su “4ta transformación”, además una transformación fracasada, el principal objetivo de su gobierno era erradicar la corrupción en México, algo en lo que ha fracasado totalmente. No sólo para la mayoría de la gente la corrupción es igual o mayor que antes, sino que son conocidos los actos de corrupción en altos puestos del gabinete y el gobierno y entre amigos y familiares del presidente.
Hay varias reformas que ha llevado a cabo el presidente López Obrador que podrían ser reconocidas y aplaudidas por la gran mayoría de la población, pero su soberbia, egoísmo y ofensas hacia los que no coinciden en todo con él hacen que sean ignoradas o rechazadas. López Obrador se ha convertido en el principal enemigo de su gobierno y de sus programas, aún entre la gente que se beneficia de ellos.
A unos meses de terminar su sexenio, en lugar de buscar cierto acercamiento con los medios y los analistas políticos, no pierde un minuto en la mañaneras para criticarlos y descalificarlos y no se da cuenta que después del 1 de octubre no tendrá los espacios y los medios para defenderse de sus ataques. Está borracho de poder y no se da cuenta que siempre después de la borrachera, viene la cruda y el dolor de cabeza. Tuvo todo para pasar a la historia como un gran presidente, pero su soberbia y necedad, lo llevó a ser un presidente odiado por la mitad de la población. Él piensa que la gente lo va a recordar por su programas sociales o por lo aumentos a los salarios mínimos y se olvida del dicho o grito popular:

“El rey ha muerto, viva el rey”.